El negocio de la nube

Si pedís un Uber, comprás cualquier cosa en Amazon, guardás fotos en Google Photos o te sentás en el sillón a mirar un nuevo capítulo de la serie del momento en Netflix, lo más probable es que no sepas la cantidad de movimientos técnicos y esfuerzo humano que hay detrás de esas simples tareas cotidianas que se activan haciendo un par de clicks con el mouse o tocando la pantalla de tu celular. Pero lo cierto es que para que todo eso funcione bien, se requiere una enorme cantidad de procesamiento, de códigos de software y de teras y teras de información almacenada en varios servidores alojados en algún lugar remoto del mundo. A miles de kilómetros de tu sillón.

Así funciona la nube. Máquinas remotas y software que miles y miles de personas en cualquier lugar ejecutan al mismo tiempo y que gracias a internet, se puede ver un capítulo de Game of Thrones en el celular sin haber instalado otra cosa más que una app. O guardar información en dropbox o mandar un correo desde Gmail o casi cualquier otra cosa de las que hacemos a diario.

Ahora bien, no solo las personas usan la nube. También las empresas. Toda la información de una empresa (y también su software, los programas que usan sus empleados de contaduría, el word donde escriben una carta o sus mails o el soft de gestión de proveedores, por ejemplo) que hasta hace poco se alojaba en los servidores internos y dependían de un señor «de sistemas», ahora está afuera. En la nube. A este proceso (a la tercerización de la infraestructura tecnológica) se lo llama digitalización empresarial o, como está de moda ahora, «transformación digital».

Para las empresas, trabajar en la nube les permite varias ventajas: agiliza los procesos, baja sus costos internos y permite generar más y mayores negocios. ¿Por qué bajan los costos? Porque no tienen que comprar servidores ni armar un data center para alojar sus datos. O no tienen que pagar actualizaciones (mantenimiento) en su infraestructura ni en el software que usan sus diez o miles de empleados. La empresa que usa algún tipo de servicio cloud, solo paga un fee mensual por el uso. Como una persona paga Netflix, digamos.

Es tan grande el cambio de paradigma en este tema que las empresas invierten un presupuesto cada vez mayor en su transformación digital. Según Gartner, se estima que en los próximos 5 años, unos 1000 millones de dólares irán a parar a diferentes servicios en la nube (o cloud) y el total de inversión para este año 2018 será, atención, de unos 178 mil millones de dólares. Leyeron bien? Y más números: según International Data Corporation (IDC), el gasto en estas tecnologías alcanzará los 266.000 millones de dólares en 2021.


Mr Amazon, el pionero

Los antecedentes a las primeras nubes de computación distribuida se remontan a los años ´70 pero tomó fuerza y color recién a fines de la década del ´90. El pionero en este tema fue Amazon, cuando el gigante de e-commerce liderado Jeff Bezos por lanzó en 2006 el «Elastic Compute Cloud» (EC2), una solución que le permitía a terceros alquilar servidores en la nube de Amazon para desarrollar y ejecutar sus propias aplicaciones. Al servicio lo apodaron Amazon Web Services (AWS), que para que tengan una idea del éxito que tuvo, el año pasado 2017 facturó casi 20 mil millones de dólares. Hoy la empresa es el mayor proveedor del mundo de servicios de cloud, alojando la información y aplicaciones de otras empresas (como Netflix, la NASA o Spotify), personas y gobiernos.

La torta de la que hablamos es tan apetecible que Amazon ya cuenta con una fuerte competencia en el rubro de los diferentes servicios de cloud, software e infraestructura (reunidos en las siglas en inglés SaaS, PaaS y IaaS). Estados Unidos concentra a la mayoría de las empresas proveedoras (60%), como Google Cloud Platform, IBM Cloud, Salesforce, Oracle y Microsoft Azure, entre otras. En España crece fuerte Telefónica (con su marca Movistar B2B) y la empresa china Alibaba ya se transformó en el principal competidor asiático. Alemania y Suecia lideran, por ejemplo, el mercado europeo de cloud. Y a pesar del aumento en los riesgos de seguridad (un item importantisimo cuando se habla de este tema) cada vez más empresas virtualizan sus datos. Un estudio indica que el 77% de las empresas europeas ya contrata diferentes tipos de servicios en la nube para almacenar información confidencial.

La torta se agranda. El negocio de la nube crece exponencialmente porque cada vez se suman más rubros debido al aumento de las tendencias tecnológicas que marcan el rumbo del sector. Aparecen nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial (IA), Big Data, Internet de las Cosas (IoT), machine learning, Realidad Virtual (VR) y, sobre todo en los últimos meses, el blockchain.

El pronóstico del clima para la industria no falla: nuboso.

 

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