En junio salió el libro «El sueño del DJ» (Planeta), la autobiografía de Hernán Cattaneo.
Quien lo ayudó a escribir es el «ghost writter» menos fantasma de todos los que se dedican a esto: José Esses (@Bienahi en twitter), quien ya escribió otros libros similares con buena repercusión: las autobiografías de Claudio «Turco» García («Este soy yo») y Arnaldo André («Por lo que usted y yo sabemos»).
Así que fui a buscar a José para que me cuente cómo fue, esta vez, ponerse en la piel de uno de los mejores DJ del mundo: «La editorial le sugirió a Hernán mi nombre y tuvimos un muy buen primer encuentro. Se sintió cómodo y arrancamos. Nos juntamos a charlar largo y en paralelo yo hice mucho laburo de archivo. En ese momento él viajaba todo el tiempo para todos lados del mundo».
-¿Cómo fue el proceso de escritura del libro?
Hernán es un gran interlocutor, muy profesional y abierto a la charla. Pero también muy entrenado para las entrevistas, por lo que a veces me costó un poco salir de lo que más suele decir. Entonces después, al final, ya con el libro terminando y en pandemia, fue cuando logré hacerlo reflexionar más, ir a temas más íntimos y profundos. Hubo un primer gran borrador mío a partir de esos encuentros y el trabajo de archivo. Eso estuvo listo en febrero del 2020 y con un poco de edición ya estaba para salir. Pero llegó la pandemia, él dejó de viajar y decidieron frenarlo. Ahí pude editar y ampliarlo más porque lo agarró él y se enganchó mucho. Lo leyó de arriba abajo varias veces y le sumó más contenido, te diría que un tercio de texto. ¡No quería soltarlo!
¿Qué te llamó la atención de Hernán que no conocías?
-Todo. Yo conocía muy poco, superficialmente. Es muy puntilloso con las palabras. Para referirse a las hijas no le gusta decir «las nenas», por ejemplo. Y también usa muchas palabras en inglés porque vivió mucho tiempo afuera entonces es su manera de hablar. Eso le da frescura pero había que ponerlo bien para que no quede raro. Es un nerd de la música, todo el tiempo escuchando, enganchando, practicando, comprando, descubriendo. En ese sentido me sentí identificado con ese costado, porque yo fui un poco así, iba al Parque Rivadavia a vender cassettes. Todos los domingos me la pasaba con gente hablando de recitales, ediciones en vivo, maxis. En ese sentido fue un docente tremendo para mí. Era un music selector personalizado, fue espectacular toda la música que conocí. Por eso cada capítulo tiene un track list de cada época, como para darle gracia al libro y aprovechar todo lo que él sabe, que es muchísimo.
-¿Qué diferencias encontraste en este con los otros dos libros del Turco y Arnaldo?
-Cada uno tiene un tono, vive a su forma. Lo más difícil de estos proyectos es que sean un laburo fiel, que refleje la visión de ellos. No es desgrabar lo que dicen y listo sino mostrar su estructura, sentimental, de pensamiento. Ir al centro de esa persona. Todos fueron número 1 en lo suyo, pero lo de Hernán está a otro nivel de masividad. El último show suyo en la cancha de Polo en Palermo fueron 14 mil personas. Vende tickets en Rusia, en el Colón. Llegó a Europa de grande, conoció el House en Londres. Tiene un sello, mucha data de músicos, de una industria que antes casi no existía (la movida electrónica, las raves, los shows, el negocio, las fiestas en el mundo, etc.). Va a charlas, participa de eventos, está muy en contacto con gente joven, influencers, etc. Le encanta estar en contacto con gente que quiere dedicarse a la música. Todo eso hubo que contarlo pero sin aburrir al lector. Ese fue un desafío.
-Para cerrar, me contaste que conociste mucha música gracias a Cattaneo, así que regalale al lector de Teik Away un Top 5 de esos temas
-Uff, sí, por suerte muchos, pero te dejo estos cinco muy buenos:
1) The Alan Parsons Project – I Robot
2) Gap Band – Burn Rubber On Me • TopPop
3) Human Beinz – Nobody But Me
4) Fad Gadget – Collapsing New People
5) A1 Frankie Knuckles – It’s Hard Sometime
