Juan Forn murió el 20 de junio de 2021 y en agosto salió este libro, que es una recopilación con 99 de sus famosas contratapas de los viernes en Página/12 (que fueron más de 500). Es decir, son textos cortos, que no superan las cien líneas. Están ordenadas no por orden de publicación original sino por Forn mismo, en base a un hilo conductor invisible que las van uniendo, que tiende a ser geográfico y también por temas, nombres, fechas. Eso le da al libro una continuidad muy amena. Una idea acertada.
Si nunca leyeron alguno de esos textos, les recomiendo que lo hagan. Son historias sobre escritores, cantantes, músicos, pintores, deportistas, locos o personas ignotas, hay de todo. Desde rusos hasta italianos, desde Lennon hasta Borges y Bioy. Anécdotas suyas, Buenos Aires, París, religiones o el origen de la música disco en NY. Lindas historias, pero sobre todo, bien contadas. Forn se hace cargo y les da el peso justo a cada una. Porque no es lo mismo hablar del holocausto que sobre un accidente de tránsito, aunque en ambas hay muerte. Hay historias muy graciosas y otras tan tristes que te perforan. Me escuché reír a carcajadas y también me sacó lágrimas.
Por momentos uno como lector no sabe si lo que está leyendo fue verdad o imaginación del autor, si pasó o no. Porque uno piensa «esto no puede ser cierto!».
Pero después pensé: ¿qué importa?
«Lo que hay que tratar al escribir es superar las barreras de las categorías para entrar al parnaso de la literatura», respondía Forn cuando le preguntaban sobre esto.
Forn es un editor, construye minuciosamente cada párrafo, cada palabra y cada giro. Siempre sobre el final hay una develación, las historias cierran con un click de capuchón de lapicera que hasta se puede oír. Se me ocurrió, leyéndolo, que Forn fue un arquitexto.
“La literatura como vehículo para empatizar con los demás”. Forn editó a Camila Sosa Villalba y su libro “Las Malas”. “Nunca es el mismo libro cuando lo lees por segunda vez. Los que se mantienen vivos son los que se mueven, que te interpelan, que reaccionan”, dice en esta charla muy interesante con Hernán Carbonel organizada por Fundación La Balandra. (Hay muchas charlas de Forn en Youtube que valen la pena)
“Escribir es ir a otro lugar donde hay otras reglas diferentes a las del mundo real. Y a mí me gusta ir a esa comarca cada vez que pueda”.
Ojalá Forn esté ahí en esa comarca, sin parar de leer, editar, escribir, de fumar. De nadar de noche en una pileta.
