No exagero si digo que sin la nube no existiría internet. Netflix, spotify, uber, facebook, Google y el correo electrónico de gmail funcionan en la nube. Son apenas unos ejemplos, porque detrás de las aplicaciones y programas que consumimos a diario millones de usuarios, la mayoría de las grandes empresas ya funcionan con algún tipo de sistema de nube o cloud.
Nunca la nube tuvo tanta importancia como este año que ya termina. El negocio de la industria cloud mueve cada vez más millones. Se calcula unos u$ 180 mil millones al año pero esa cifra tiene un potencial de crecimiento del 50% anual. Según IDC, las inversiones en estas tecnologías subirán a $266 mil millones en 2021 y nueve de cada diez empresas tienen pensado invertir en cloud el año que viene (datos Acens). Estamos hablando de Infraestructura para almacenamiento en servidores virtuales y software on demand, donde se paga solo por el uso. En inglés, las siglas SaaS, PaaS y IaaS. El objetivo: la transformación digital.
Según datos del informe “Tecnología en el hogar – 2018” realizado por la consultora Carrier y Asociados, un 71% de los usuarios de Internet en la Argentina almacena algún tipo de información en la nube informática. Las claves son por un lado la multiplicación de dispositivos informáticos por persona y por el otro el aumento de las facilidades para conectarse con banda ancha, tanto en forma fija como móvil. El uso de la “cloud computing” se da más entre “millennials” y tiende a la baja en la medida en que lo hace el nivel socioeconómico, señala el estudio de Carrier. Y el desconocimiento de este servicio se manifiesta en mayor medida en los extremos etarios.
Alejandro Álvarez, Jefe de Producto Cloud B2B de Movistar confirma que “la migración hacia la nube por parte de las empresas, gobiernos, Pymes y emprendedores se volvió el verdadero desafío del año. Sin dudas, los servicios en la nube facilitaron y simplificaron la interacción de las organizaciones con los datos como una evolución natural del negocio IT tradicional”. Y enumera las ventajas: “más allá del tamaño de cada una de ellas, las organizaciones apelan cada vez más a este tipo de soluciones para virtualización de infraestructura, desarrollo de nuevas aplicaciones y back ups de documentos, aprovechando las ventajas que la tecnología pone a disposición, sin inversiones de infraestructura asociada, agilidad, flexibilidad, escalabilidad y menores costos de mantenimiento”, agrega Álvarez, que desde Movistar funcionan como un broker de soluciones con diferentes partners como Microsoft (Azure) y Huawei (Open Cloud).
Las novedades en este 2018 respecto a la nube fueron muchas. Una de las más importantes se conoció en octubre cuando IBM compró Red Hat. Pagó por la empresa nada menos que 34 mil millones de dólares. Una noticia espectacular: se trata de la mayor compra en la historia IBM y también la tercera más grande en la historia de la tecnología. ¿Por qué IBM compró Red Hat? Para entender esto, primero hay que saber que IBM se fue diversificando y ya se había desprendido de su división de hardware (computadoras y servidores), área que fue comprada por los chinos de Lenovo en 2004.
Hoy la empresa norteamericana se dedica a la consultoría y a las soluciones de software (con fuerte foco en la Inteligencia Artificial, el análisis de Big Data, etc. con su supercomputadora Watson). Por eso la “big blue” necesita no quedarse atrás en la meteórica carrera de la nube (el cloud), un terreno donde hoy mandan Amazon y Microsoft pero donde también son muy fuertes Google, Telefónica Business Solutions, Oracle, Salesforce, Huawei y Alibaba, entre otros. Es decir, una industria donde la competencia es grande. La consultora Gartner ubica a Amazon como líder del negocio con el 51% de mercado. El servicio Web Services de Amazon (AWS) facturó en 2017 casi 20 mil millones de dólares.
De la torta total del cloud, IBM tiene apenas una porción muy menor, que no llega ni siquiera al 2% de mercado. En este sentido suena lógica la compra de Red Hat, que es un símbolo dentro del mundo del código abierto, que usan cada vez más empresas. Entonces si pudiera resumir en tres los motivos que a mi entender vio IBM para concretar la operación, serían: la especialización de Red Hat en nubes híbridas (el sistema que dominará los próximos años), la garantía total de interoperabilidad y, por último, la posibilidad de darle mucho más alcance y escala al negocio gracias a la fuerza de marketing que tiene IBM.
Con el panorama actual, en 2019 seguirán las novedades vinculadas a la industria del cloud. El negocio seguirá por las nubes.
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