Helvética

Para festejar el 50 aniversario de la Helvética (en 2007), Gary Hustwit produce y dirige este documental sobre la famosa tipografía, sus orígenes y la cultura que generó a su alrededor tanto en el diseño gráfico y en la señalética urbana como en el mundo de las marcas y la publicidad.
Hay testimonios de famosos diseñadores como Erik Spiekermann, Matthew Carter, Massimo Vignelli, Wim Crouwel y Hermann Zapf, entre otros. 
También resulta muy interesante que el documental no se sumerge a la adoración total de la Helvética como harían hoy todos los documentales sobre algo o alguien, sino que muestra a quienes no la quieren y los motivos para no quererla.
La diseñadora norteamericana Paula Scher profundiza aquellos motivos ideológicos y morales. Dice que la contracultura de los ´70 proponía rebelarse contra la imagen limpia, ordenada y eficiente («fascista») que proponía la Helvética. Cuenta que la mayoría de las empresas que apoyaban la guerra de Vietnam usaban Helvética en sus diseños corporativos y que «si usabas la Helvética, estabas a favor de Vietnam. Entonces cómo podías usarla?» se pregunta con una sonrisa nostálgica como quien recuerda una ingenuidad estudiantil.
Ahí surgen fuertes tendencias alternativas que rompen con el orden visual como Pushpin Studios, donde los estudiantes hippies de los ´70 se morían por trabajar. Colores fuertes, micromundos lisérgicos, creatividad e ingenio pero también mucha carga y contenido social. Detrás de las ilustraciones y las nuevas tipografías, como hubo siempre, hay una postura ideológica. Seymour Chwast y Milton Glazer (de quien. ya hablamos en este newsletter), entre otros, surgen como referentes de la época para tapas de discos, libros y afiches publicitarios. La tipografía toma mucha personalidad y transmite un mensaje, un estado, casi a la par de los dibujos.
Pero en los ´90, en cambio, los diseñadores vuelven a la escritura con tipos hechos a mano y letras desordenadas, que se superponen, se tuercen y se rompen. El grunge inaugura una estética nueva, no solo en la música (la tapa de Lou Reed, de las revistas Esquire y Rolling Stone, entre otras). La revista Reygun y los diseñadores Fuse, Emigré y David Carson, quien dice en el documental que había tirado por la ventana lo que proponía la pulcritud de la Helvética. 
Afortunadamente, la generación de los diseñadores actuales parecen haber zanjado esa grieta estéril y se deciden a mezclar en diferentes dosis distintas vanguardias del pasado sumándole su propia estética e ideología a los mensajes. «Cada uno puede usar la Helvética de forma diferente y ahí radica su mensaje», dice un diseñador holandés. «El verdadero desafío es hacer que la Helvética se exprese de distintas maneras» dice otro. “No se si es cool o no, simplemente es una fuente muy linda», concluye.

Después de casi 60 años, la Helvética se reinventó para seguir siendo la misma.

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